Utilizadas desde hace mucho tiempo en edificios industriales, agrícolas y terciarios, las fachadas metálicas son cada vez más atractivas, con el desarrollo del sistema de aislamiento térmico exterior (SATE) en edificios residenciales, ya sean nuevos o renovados.
La fachada metálica permite diseñar revestimientos arquitectónicos a medida, con una amplia gama de motivos (nervados, perforaciones, texturas) y colores, que se adaptan a todo tipo de edificios y, en particular, a los nuevos retos de la arquitectura contemporánea.
Existen 3 grupos principales de fachadas metálicas:
Uno de los sistemas de mayor soporte es probablemente el del revestimiento unido al aislamiento con un marco secundario y espacio de aire para ventilación.
Pero la fachada metálica también es metal expandido, lo que permite a los arquitectos jugar con su transparencia en el revestimiento decorativo: en acero, corten, aluminio, zinc, cobre o incluso con recubrimiento en polvo, el revestimiento metálico de la fachada tiene fama de ser duradero, bonito y sólido.
Armonioso, combina con madera, ladrillo, piedra, vidrio, hormigón y cambia de aspecto según la iluminación o las condiciones climáticas. Tiene la ventaja de no requerir mantenimiento ni limpieza y de no decolorarse.
Además, los revestimientos metálicos para fachadas son de especial interés en lo que respecta al fuego: los materiales metálicos para revestimientos de fachadas, ya sean aluminio, cobre, zinc o acero inoxidable, están todos clasificados como no combustibles M0 y A1 según la norma europea. Así, estos materiales se pueden utilizar en todas las situaciones, con total seguridad.
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